sábado, 22 de noviembre de 2008

Las chicas también juegan



Los videojuegos y el erotismo nunca se han contado entre los principales intereses del sexo femenino. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la cosa está cambiando y cada vez son más las chicas que consumen pornografía y/o se enganchan a los videogames. Ahora, por fin, las mujeres más atrevidas pueden hacer las dos cosas a la vez: ha nacido Jan, el primer videojuego de dos rombos orientado a saciar ardores y tedios vaginales.

Producido en España por la prestigiosa casa Sexigames (premio a la mejor web erótica en el último Ficeb), y disponible en descarga desde el móvil o por Internet a un precio de 5 euros, el videojuego en cuestión se llama Jan, como su protagonista, un prototipo de lo que muchas mujeres entienden por "tío bueno": surfero, alto, cachas, de ojos claros y rubio como la cerveza.

La jugadora debe meterse en el pellejo de una famosa escritora y ligarse al deportista de 30 años a través de quince fases, hasta llevárselo al huerto o, mejor dicho, a la playa, ya que la acción se desarrolla en la húmeda costa.

Sexo a golpe de tecla

La primera pantalla consiste en coquetear con el surfista en el bar donde trabaja de camarero, para lo cual hay que escoger una de las frases propuestas por la máquina. Las opciones son muy variadas, desde la sutil "Camarero, ¿podría echarme unos hielos en mi bebida? Hace una noche demasiado calurosa y todo se derrite", hasta la lanzada "Hola, eres guapísimo y tienes un cuerpo de escándalo.¿Sabes hacer más cosas además de volar sobre las olas como un Adonis del Caribe?". Según las palabras que utilices, tendrás más o menos oportunidades de llevarte a la cama al interfecto.

Como en todo videojuego, cuantas más pantallas pases más aumentará el grado de dificultad de la partida. Por ejemplo, muchas usuarias tienen problemas a la hora de bajarle el bañador al surfer a golpe de ratón; y ya no digamos cuando hay que pasar la pantalla de la masturbación precoital, para la cual se ha de castigar con el dedo la tecla "A" hasta conseguir la excitación máxima. Luego, por supuesto, vendrá el coito propiamente dicho, que tampoco es un camino de rosas.

La dificultad del juego hace que, muchas veces, las jugadoras se enfríen, se piquen y olviden su propia satisfacción para concentrarse sólo en darle más rápido al botón con el objetivo de que el surfista cachondo se corra a gusto y, así, ganar la partida. Para que luego digan que los videojuegos no son realistas...

Más erótico que pornográfico

Para asegurarse de la eficacia del juego a la hora de excitar y divertir a las futuras usuarias, sus creadores contaron con el asesoramiento de una decena de mujeres de distintas edades, cuyas ideas y sugerencias han sido tenidas muy en cuenta en la elaboración del guión.

Según han comentado los autores de Jan, es mucho más complejo crear un personaje y un juego que logre excitar a las mujeres. Por ejemplo, no sólo han tenido que crear un prototipo masculino apetecible para la mayoría, sino también una personalidad agradable y morbosa. El resultado está más cercano al erotismo que a la pornografía, aunque (sin ir más lejos) no faltan primeros planos de la generosa virilidad del surfer.

Es curioso que la publicidad del videojuego diga que, si se gana la partida "el intrépido surfero colocará una estupenda sonrisa en vuestros rostros", cuando es más bien al revés: son las jugadoras las que deben hacer feliz al intrépido surfero. En este sentido, el juego sigue teniendo una concepción de la sexualidad muy masculina. Pero, en cualquier caso, la osadía que supone crear un videojuego para mujeres ya merece un premio, aunque sólo sea por abrir una pequeña puerta a un nuevo target de jugadoras calientes.

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