Los descubrimientos científicos están consiguiendo que, paso a paso, la realidad vaya aproximándose a las historias de ciencia ficción con viajes a otros planetas habitables para el ser humano y formas de vida extraterrestre. En ese límite entre la imaginación y la realidad se ubica el descubrimiento que confirmó ayer la NASA. Se trata del planeta Kepler-22b, el cual podría albergar vida, ya que se encuentra en la zona de habitabilidad de una estrella similar al Sol. Ha sido gracias a la misión Kepler, el laboratorio espacial que desde 2009 busca exoplanetas por toda la Vía Láctea, que se ha podido comprobar que este planeta cumple la condición para poder tener agua en estado líquido en su superficie: estar en la «zona habitable» de una estrella.
De la lista de 54 exoplanetas que la NASA hizo pública en febrero de 2011, Kepler-22b es el primero en el que se ha completado el estudio para ratificar su clasificación como planeta en una zona habitable. Esta confirmación supone un paso más en el descubrimiento de planetas en los que podrían encontrarse formas de vida extraterrestre. «Este es un gran hito en la búsqueda del planeta gemelo a la Tierra», reconoció Douglas Hudgins, quien forma parte del programa Kepler. Kepler-22b se encuentra a 600 años luz de distancia de la Tierra, su radio es 2,4 veces mayor al de nuestro planeta y el astro alrededor del que orbita es ligeramente más pequeño y más frío que nuestro Sol. Pero hay datos que aún se desconocen, como si su composición es mayoritariamente líquida, gaseosa o rocosa.
El sistema que Kepler utiliza para encontrar planetas es relativamente sencillo: analiza los cambios en el brillo de una estrella para comprobar si se deben al cruce de un planeta frente a ella. Para verificar que esa señal es un planeta necesita un mínimo de tres tránsitos o cruces y del análisis posterior desde la tierra realizado desde el telescopio espacial Spitzer.
William Borucki, investigador principal de la misión Kepler, reconoce que en el caso del Kepler-22b la suerte los sonrió. «El primer tránsito fue capturado tres días después de que Kepler estuviera operativo». Su equipo tuvo que esperar hasta las navidades de 2010 para que el tercer tránsito ocurriera. Además de Kepler-22b, el equipo encargado de esta misión corroboró el descubrimiento de otros 1.094 candidatos a convertirse en planetas, lo que eleva a 2.326 el total de cuerpos celestes que podrían recibir esta clasificación en los próximos meses.
El sistema que Kepler utiliza para encontrar planetas es relativamente sencillo: analiza los cambios en el brillo de una estrella para comprobar si se deben al cruce de un planeta frente a ella. Para verificar que esa señal es un planeta necesita un mínimo de tres tránsitos o cruces y del análisis posterior desde la tierra realizado desde el telescopio espacial Spitzer.
William Borucki, investigador principal de la misión Kepler, reconoce que en el caso del Kepler-22b la suerte los sonrió. «El primer tránsito fue capturado tres días después de que Kepler estuviera operativo». Su equipo tuvo que esperar hasta las navidades de 2010 para que el tercer tránsito ocurriera. Además de Kepler-22b, el equipo encargado de esta misión corroboró el descubrimiento de otros 1.094 candidatos a convertirse en planetas, lo que eleva a 2.326 el total de cuerpos celestes que podrían recibir esta clasificación en los próximos meses.
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