viernes, 12 de diciembre de 2008

El Vaticano intenta frenar el avance de la ciencia


Los trabajos con líneas de células madre embrionarias del director del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, Juan Carlos Izpisúa, uno de los científicos españoles más importantes, “cooperan al mal [sic] y al escándalo”, según el Vaticano.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, antigua Inquisición, publicó ayer la instrucción pastoral Dignitas personae (de la Dignidad de la persona), que critica con dureza algunos de los principales avances científicos de los últimos años.

El documento es una puesta al día de la última instrucción pastoral publicada al respecto, Donum vitae, que, como se publicó en 1987, no afrontó explícitamente los últimos avances en las ciencias biomédicas. Estos descubrimientos, según la Conferencia Episcopal española “han abierto nuevas perspectivas terapéuticas pero también han suscitado serios interrogantes”.

La gran mayoría de los científicos considera la clonación terapéutica y la terapia génica como la gran esperanza en el campo de la medicina regenerativa. Millones de enfermos de alzhéimer, párkinson, diabetes y otras enfermedades que, a día de hoy, no tienen cura, podrían beneficiarse de los avances que se consigan en este campo.

La Iglesia no ha acudido a las revistas científicas de referencia como Science o Nature para actualizar su postura en este asunto. Tal y como explica en el documento, “se han tenido siempre presentes los aspectos científicos correspondientes, aprovechando los estudios llevados a cabo por la Pontificia Academia para la Vida y las aportaciones de un gran número de expertos (...) que se han confrontado con los principios de la antropología cristiana”. El Vaticano anima a seguir esta instrucción pastoral a “los fieles cristianos y a todos los que buscan la verdad”.

El documento habla de las técnicas de reproducción asistida, a las que se someten al año en España entre 600.000 y 800.000 parejas. El objetivo es “abordar nuevos problemas relativos a la procreación”. Sus conclusiones, tajantes, no difieren del anterior documento al respecto: “Hay que excluir todas la técnicas de fecundación artificial heteróloga y las de fecundación artificial homóloga que sustituyen al acto conyugal”. Sin embargo, menciona técnicas que en 1987 no eran viables, como la congelación de óvulos, que califican de “moralmente inaceptable”, a pesar de que no implica la destrucción de ningún embrión.

Aunque la Iglesia considera que esta técnica se ha desarrollado “para evitar los problemas éticos suscitados por la crioconservación de embriones”, también cree que los óvulos se conservan para “la procreación artificial”.

Un deseo legítimo

La Iglesia católica no considera que, con esta postura esté dejando de lado a los católicos que buscan ayuda para tener hijos. Según Dignitas personae, la institución “reconoce la legitimidad del deseo de un hijo y comprende los sufrimientos de los conyuges afligidos por el problema de la infertilidad” que, sin embargo, “no puede ser antepuesto a la dignidad que posee cada vida humana hasta el punto de someterla a un dominio absoluto”.

La medicina regenerativa es el otro gran frente de batalla de la instrucción pastoral. Tras condenar la investigación sobre células troncales embrionarias, apoya la que usa células madre adultas. Uno de los últimos campos de investigación, el uso de óvulos de animales para la reprogramación de los núcleos de las células somáticas humanas, es definido como “una ofensa a la dignidad del ser humano”. Reino Unido autorizó en 2007 esta técnica para impulsar la lucha contra las enfermedades.

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