domingo, 26 de julio de 2009

VIH, de hombre a hombre


Hombres que tienen sexo con hombres (HSH) es un hiperónimo que agrupa tanto a homosexuales, transexuales, como a hombres que no se sienten identificados con la comunidad gay, pero que sí tienen encuentros homosexuales.

Es decir, un HSH es “cualquier hombre biológico que tiene relaciones sexuales con otro hombre biológico”, explica el asesor regional en Prevención y Cuidados del VIH/sida de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Rafael Mazin, quien estuvo en el país del 14 al 16 de julio, debido a que en Panamá se realizó la “Consulta sobre la Promoción de Salud y la Provisión de Atención a los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres en América Latina”, organizada por la OPS, varias agencias de las Naciones Unidas y la Asociación Internacional de Médicos en la Atención del Sida.

Según Mazin este término, HSH, les permite ser más inclusivos a la hora de planear acciones de salud pública, porque no hay un perfil rígido de esta población. Los HSH son “personas de cualquier color de piel, de distintas edades, con diferentes ocupaciones, algunos de ellos pueden tener una relación permanente con otro varón, otros no tienen [pareja] permanente y otros pueden estar casados con una mujer”, sostiene Mazin, quien asegura que esta conducta sexual se da tanto por placer como por favores
económicos.



‘No soy gay’. “Chico atractivo, realiza todas tus fantasías, damas, caballeros...”. En los periódicos locales se encuentra una variedad de anuncios personales de hombres que venden su cuerpo al mejor postor.

Según Mario*, uno de estos jóvenes para el cual el sexo es su modus vivendi, él preferiría acostarse con mujeres, pero cuenta que en este país “es difícil que las mujeres paguen para que un hombre las atienda. La verdad [con ellas] no hay negocio”. Entonces, dice este extranjero de 23 años, no le queda otra opción que atender a hombres. “Yo no soy gay. Sólo hago de activo”, aclara.

Según el sexólogo Alejandro Cantón, Mario y muchos otros hombres que tienen este patrón de conducta no se consideran gays, porque “considerarse homosexual va más allá de la parte sexual, involucra la capacidad de vincularse emocional y socialmente con alguien del mismo género”.

También hay un factor cultural, agrega el sexólogo, que “en el interior de Panamá, los hombres no se consideran homosexuales mientras asuman el rol de penetradores”. Por tanto, “si se les pregunta en una encuesta de salud si son homosexuales, responderían que ‘no’. Pero si se les pregunta si han tenido sexo con otro hombre dirán que ‘sí”.

En cuanto a salud pública, “a estos hombres es difícil de llegar, porque no se consideran gay, sólo lo hacen por razones económicas”, dice el jefe del Servicio de Infectología del Hospital Rosales de El Salvador, Rolando Cedillos, quien también participó en la consulta de la OPS.

Él agrega que la prostitución entre HSH es un factor social que se está dando en toda América Latina y el Caribe.
Sin embargo, hay otros HSH que tienen esposa, hijos, es decir, que llevan una vida familiar, pero que esporádicamente tienen relaciones homosexuales, porque esta intimidad les resulte “altamente erótica o placentera”, explica el asesor regional en Prevención y Cuidados del VIH/sida de la OPS.

Para el sexólogo panameño Cantón, la conducta de estos HSH puede deberse a que “es posible que hayan aceptado su homosexualidad pero no se atrevan a vivirla, como también es posible que no la hayan aceptado. Asimismo cabe que sean ambi-sexuales, es decir, que sientan igual conexión emocional y sexual con una mujer como con un
hombre”.
Otro tipo de HSH que generalmente no se autoidentifican como gay son los privados de libertad, quienes al estar recluidos en centros penitenciarios y al no tener la opción de acostarse con una mujer tienen una relación sexual con un hombre.
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Pero independientemente de la etiqueta de estos varones, dice Cedillos, a los prestadores de salud les preocupa es hacer que las políticas de salud alcancen a la población HSH. Y asegura que, por lo menos en su país, este término los ha ayudado a ser más inclusivos en la atención de salud.

El infectólogo panameño Néstor Sosa comenta que las estadísticas de Panamá apuntan a
que 1 de cada 10 HSH está infectado con VIH, pero que en los hombres que tramitan sexo comercial es mucho más alto por la promiscuidad.


Efecto dominó hacia la mujer

El método de protección de Mario es usar doble condón y afirma que se hace la prueba del VIH cada tres o cuatro meses, por voluntad propia. “La prostitución masculina no se ha tomado tan en serio como la femenina, lo cual es una falla del sistema de salud panameño”, asegura Cantón. “Lo más peligroso, realmente, es que contraigan una infección de transmisión sexual e infecten a su novia. De hecho, al inicio de la pandemia del VIH en Panamá, las primeras mujeres se infectaron a través de sus maridos infectados en relaciones sexuales con otros hombres”, recuenta el sexólogo.

El infectólogo Sosa asegura que las panameñas y panameños “no [tienen] percepción de riesgo”, es decir, que se dejan llevar por la imagen de la persona y si consideran que la persona se ve saludable, no se protegen.
La epidemia del VIH/sida en mujeres se ha incrementado en todo el mundo, en Panamá también, y una de las principales causas de ello es que muchos HSH también se acuestan con mujeres.

Recuerda Sosa que por 1993, cuando se abrió la sala de sida en la Caja de Seguro Social, la mayoría de los infectados con VIH/sida eran personas hemofílicas o HSH, “sólo había una cama reservada para mujeres que siempre estaba vacía, pero poco a poco se tuvo que abrir un cuarto femenino, luego un segundo”.

Según estadísticas del Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa), de 2001 a septiembre de 2008 se han registrado, de manera oficial, cuatro mil 149 casos de VIH; divididos en dos mil 435 hombres infectados y mil 714 mujeres infectadas, lo que significa que por cada dos hombres infectados hay 1.4 mujer, relación que indica que las mujeres están muy próximas a igualar a los hombres en la incidencia de esta enfermedad.

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